El concepto de iluminación del Edificio Zero va estrechamente ligado a la propia idea de diseño que genera su forma ascendente y dinámica. La pieza busca mimetizarse con el entorno a través de los reflejos de la piel de pixeles triangulares, que responde a un diseño que tiene en cuenta parámetros de sostenibilidad y bioclimatismo como la radiación solar directa, las vistas, la privacidad de las estancias y la composición artística de la piel del edificio.
Al anochecer, la presencia de esta misma piel pixelada se invierte y forma un faro que transparenta su propia actividad interior, mostrando las bandas lineales de iluminación de los techos interiores como motivos dominantes.
El cilindro inclinado crea un gran voladizo en la zona frontal del edificio, de manera que se configura una puerta de entrada que invita a atravesarlo. El techo inferior de este voladizo es revestimiento de acabado espejo que refleja, y por tanto también ilumina, a modo de una gran superficie fílmica, la luz intermientente de los coches que pasan por la rotonda, las luminarias de balizamiento del suelo la plaza, las farolas de la urbanización…
Al anochecer, la presencia de esta misma piel pixelada se invierte y forma un faro que transparenta su propia actividad interior, mostrando las bandas lineales de iluminación de los techos interiores como motivos dominantes.
El cilindro inclinado crea un gran voladizo en la zona frontal del edificio, de manera que se configura una puerta de entrada que invita a atravesarlo. El techo inferior de este voladizo es revestimiento de acabado espejo que refleja, y por tanto también ilumina, a modo de una gran superficie fílmica, la luz intermientente de los coches que pasan por la rotonda, las luminarias de balizamiento del suelo la plaza, las farolas de la urbanización…
